Guía turística de Washington D.C.
Guía turística de Washington. Una de las más bellas formas de llegar a Washington D.C. (no confundir con el estado) es hacerlo desde los hermosos campos del estado de Virginia. Cruzando el puente de Arlington, sin darse cuenta, surge una ciudad monumental, ordenada.
La capital de los Estados Unidos es una metrópoli de bajo perfil, físico, claro. Una ordenanza municipal mantiene la altura de los edificios limitada. Es una ciudad pensada y proyectada, símbolo de una nueva nación. George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, encargó al ingeniero francés Pierre Charles L´Enfant el diseño de la urbe. Su ubicación, entre los estados de Maryland y Virginia, era un bosque pantanoso con una extensión de diez millas cuadradas. La que hoy se visita no es exactamente la misma que diseñó L´Enfant, pero sí se descubre como algo planificado.
Sus calles están trazadas en cuadrícula, atravesadas a su vez por magnas avenidas y llenas de jardines, parques y zonas verdes. Su centro es Capitol Hill. Aquí, sobre una suave colina se eleva majestuoso el edificio del Capitolio, sede del Senado y de la Cámara de Representantes.
No es la única construcción que llama la atención del viajero. Sin duda, los monumentos dedicados a los grandes presidentes o la Casa Blanca, hogar oficial de los primeros mandatarios, atrapan al viajero con su solemnidad neoclásica. A su alrededor, dibujando la espectacular «puesta en escena» del Mall se aglutinan otros edificios oficiales, muchos de carácter comercial, museos… Todos tienen algo en común, que recrean una atmósfera única.
No es sólo sus grandes monumentos y lustrosas avenidas. Cuenta con encantadores barrios y, también, con zonas más deprimidas y conflictivas. Georgetown es uno de los más entrañables. Existe desde antes que Washington fuera fundada y aún hoy conserva su carácter colonial.
Muchas tiendas y restaurantes se han instalado aquí, dándole un carácter muy festivo los fines de semana. Dupont Circle, clásico y señorial, agrupa a las embajadas. Y en Adams Morgan, que durante años fue el barrio latinos, las casas están pintadas de colores brillantes, nada que ver con la piedra y el mármol del Mall.
Pasear por el Distrito de Columbia es hacerlo por la historia del país y, en muchos casos, por sus guerras. Una ondulante pared de mármol recuerda a los caídos en la Guerra de Vietnam.
El monumento dedicado a la Batalla de Iwo Jima, conmemora a los muertos en combate.
Y en el cementerio de Arlington, la sucesión de miles de cruces blancas idénticas causa una tremenda impresión. Aquí están enterrados John F. Kennedy y su hermano Robert.
Otro de los grandes atractivos de esta ciudad a orillas del río Potomac son sus museos: la National Gallery of Art, una de las mayores pinacotecas del mundo; la colección Phillips, que alberga pintura del siglo XX; o las magníficas exposiciones que acogen los museos del Smithsonian son sólo algunos ejemplos. Y, además, la mayoría son gratuitos.
Crédito imagen: NR